domingo, 30 de septiembre de 2012

Fausto

 Te encontre, entre miles de fotografias, cuando aún siendo un bebe recién nacido, querias flotar en medio de la nube de almohadas, cuando tu recien lavada cabecita se alzaba luchando contra un fuerza de gravitación que nos evita asumir posiciones antidepresivas.
Y así, luchando y sonriendo como un reflejo, asirse en las almohadas te ayudaban a mirar a ese individuo detras de la lente que se queria hacer llamar tu padre.
Me gusta ver tus fotos cuando pequeño y del tipo que era yo cuando te sonreias y terminando de comer, te acurrucabas en mi pecho durmiendo placido y satisfecho.
Ahora han pasado algunos años desde estas fotos, y todavioa siento tu respiración ligeramente entrecortada en mi caminar.
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domingo, 23 de septiembre de 2012

Rondallas de Rogelio

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Lo conoci hace años, como yo estaba viviendo el sueño de ser optometrista, y era uno muy aceptable, pero su verdadera pasión, era su guitarra.
Y ahora, lo veo años despues de aquel encuentro, y celebro su carrera como rondallista, o como se le llame a los que en un equipo coral y algunas cuerdas, logran vibrar en tonos cada vez mas ciruelos, mas violetas, notas de amor y desamor que se pueden escuchar en cualquier pasillo universitario.
Felicidades Roger!

domingo, 9 de septiembre de 2012

La voz

 Agosto 29, 2012.

Hay días en que la voz, no tu voz, o la mía, o la de los otros, no, la voz, aquella plural, indistinta, monótona, acromática, se desplaza inconforme entre los oyentes, cual señal aérea, transmitiendo, no se que mensaje, haciendo sonoro cualquier sonido gutural, estentóreo, como la maquina de hacer café, cuando vomita su contenido, solido que transmuta en liquido, un reloj despertador en doscientos gramos ennegrecidos por el carbon y el sol. 

Un trozo de mañana que me dispongo a tomar cuando despierto.

Y la voz que viaja, miles de kilómetros por segundo.
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Pasto y vino




AGOSTO 2012.

Van pasando los momentos, lentamente, azarosos. 
Libres de los sueños, aquellos que antes fueron pesadillas, ahora se presentan, liberadores.
La carne carcomida de mis uñas, que hallaron refugio en el aire húmedo, como restos de una corteza ásperas, se desprenden de mis manos.
Anoche soñé, inquiero, que dormía esclavo, lamia mis cadenas, saboreaba mi tortura, era la vida que me llamada como otros días a contemplar la luz de la ventana.
Los postigos de las puertas, las aldabas azulosas de un corredor abandonado y la lluvia. Como sueña la lluvia sus húmedos despertares, explotando al despertar de tierra.
Montando la nube de cielo, en nube de polvo, que se asienta, tranquila, meditabunda, tras un largo suspiro, la lluvia se encharcar, la vida crece en su regazo, en la sombra de lo que fue la lluvia, en el simplísimo mar de una pavimento quebrado. En los cocos paridos del malecón, donde bebí las aguas profundas de una palmera recién parida.
La lluvia crece, ríos y mares, crece distancias, puertos que nunca cierran, caminos que nunca dejan de prolongarse.
La lluvia se estaciona, como estaciono mis sentidos al ver su tacto prismático y colorido, espectro del arcoiris.
Recorro calles abisales, las calles ballenas, el Jonas desesperado, el cayado que se quiebra.
Sigo caminando, deje de soñar que sueño.
El efecto somnífero de la cama me vuelve prisionero, mi cuerpo aterido pide reconciliación con el espacio circundante.
Hay promontorios que no son para ver el horizonte, solo son escaños, para servir de tiro al blanco, más no por eso dejare de dar el paso.
Es mas, alla solo atrae, solo seduce, no hace mas, ya que nadie regresa.
Puerta de entrada que solo abre desde afuera al curioso visitante, que atraído por la miel del misterio, queda poderosamente atrapado.
Como han quedado atrapados los pensamientos en un breve espacio-tiempo curvado como una cuerda teórica.
Giro en torno a la idea, en un movimiento vertiginoso, la idea y yo nos volvemos uno.
Quiero saber que hacer para conectarme nuevamente al mundo de los sueños, pero despierto, y vivo no resolveré ningún acertijo.
Clavo una mirada herida en los techos pulcros y lívidos del hotel.
Una voz me convence de no bajar al bar, otra voz me dice, es mejor dejar la billetera.
Termino alquilando un espacio en la libreta, y así gasto las ultimas energías de mi día.
Seduce, muere, habla, entrampa.

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Escribir es una cosa rara

  Escribir es una cosa rara, es un evento que suele acompañar las madrugadas descafeinadas, cuando el acoso laboral te deja en visto, cuando...